Crónica de un circo
Por: Yoanis Hernández
jose@rrevolucion.icrt.cu
La preciosa Dama del Caribe, como le llaman algunos poetas a La Habana se llenó en el pasado verano de magia y fantasía.
Treinta y cuatro artistas jóvenes, bajo la magistral dirección de Alberto Méndez, premio Nacional de Danza, presentaron durante dos meses en la carpa Trompoloco, de La Habana la obra La Lámpara Maravillosa.
La trama -muy bien argumentada- nos llevó a un viaje imaginario a diversas partes del mundo. El hilo conductor corre a cargo de Aladino que a través de disímiles y modernos medios de transporte nos conduce de una escena a otra.
Aladino con su alfombra mágica viaja a la selva amazónica, donde una esbelta y talentosìsima contorsionista, se convierte en una peligrosa Anaconda.
De repente una fría brisa acoge a un grupo de graciosos pingüinos, que dan vida a los hermosos parajes polares de la Antartida, mientras dos hábiles patinadores hacen acrobacias sobre el imaginario hielo. Estos jóvenes artistas ejecutan de una manera elegante, diversos números donde la magia no puede esconder el talento y el deseo de hacer buen arte.
Para esta puesta, Alberto Méndez realizó un riguroso trabajo de selección musical, representativo de las diversas regiones presentes en la trama, así como un excelente diseño de luces que exaltan las emociones del espectador. Del vestuario... qué decir de lo que presenta este señor del espectáculo, que ha sabido llevar a escena la experiencia de tantos años dedicados a las artes escénicas: sólo elogiar su atinado gusto.
Como en todo circo, en La Lámpara Maravillosa, no falta la magia, ingenio de dos jóvenes, que continúan preservando los valores de la escuela cubana de esta especialidad. Claro que no faltan los traviesos payasos, con su risa y ocurrencias, contagian toda la Carpa sede del Circo Nacional.
Cinco malabaristas muy profesionales impactan a un público que cada día es más exigente y reconoce lo sublime. En tanto, el trío de Acrobacia en Mimbre, casi todas las noches se lleva la mayoría de aplausos con sus impecables actuaciones.
Alberto Méndez conocido como unos de los mejores coreógrafos de Cuba, no dejó a un lado sus raíces y presenta en esta obra un novedoso número: el ballet aéreo.
Cuando uno se imagina que la función acaba, Aladino nos trae otra sorpresa: presenta clásicos del circo cubano. El comecandela que de una manera cómica, pasa antorchas por casi todo su cuerpo. Al cierre, un escolar de seis años hace espectaculares números de acrobacia.
En esta historia de La lámpara maravillosa, llevada al circo cubano, no podía faltar el Genio, interpretado por Yoandi González, un joven que realiza un acto verdaderamente peligroso, al deslizarse a través de largas telas desde la cúspide de la carpa.
Sería mejor escribir que dos genios están presentes en esta obra: Yoandi González y Alberto Méndez. Con este novedoso espectáculo de La Lámpara Maravillosa, Méndez ha prestigiado al Circo Cubano, donde lo creativo estaba casi perdido.
Algunos valores tienen que afianzar aún estos jóvenes circenses: entrega total, disciplina, imaginación y respeto. Sólo así, Aladino seguirá conduciendo a todos los asistentes a la carpa Trompoloco, por selvas, ardientes desiertos, exóticas islas, y helados parajes.
Ojalá que nuestras artes escénicas se sigan prestigiando por muchos años con el trabajo de artistas de la talla de Alberto Méndez, cuya principal cómplice es la cultura.
El canal de audio Sonido Roque Media cumple cinco años
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Hace cinco años empecé mi canal de audio Sonido Roque Media, sin mayor
pretensión que la de compartir mis realizaciones radiofónicas de todos los
tiempos...
Hace 1 año
hola
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