Por: Harold Santana Gaínza
Radio Internacional de China
4 de octubre de 2008
1.30pm
Así han de comenzar todos los diarios; sin embargo fecha y hora no son suficientes para llenar una página en blanco. Quizás me falta experiencia, pues los únicos diarios que he escrito en mi vida datan de cuando era un estudiante de primer año de la universidad y otro que hice para un amor en tiempos de soledad. Ahora… ¡Un diario periodìstico! Deberían incluirlo como género, debería estudiarse como lo hacemos con la noticia, el reportaje o el comentario.
Con tales precedentes, pido disculpas a los diaristas consagrados por las siguientes líneas… Camino a Huaxi.
Todos estamos a punto de conocer a una aldea que cambiará la definición de lo que hemos concebido como tal desde nuestros primeros años de vida. El Departamento de Expertos Extranjeros de Radio Internacional de China (CRI) ha organizado una visita a la aldea Huaxi, de la provincia Jiangsu.
China, India, Reino Unido, Afganistán, Suiza, Alemania, Turquía y otras naciones de la geografía de este mundo nuestro, unidas por el interés común: comunicar. ¿Acaso no es esa la raíz latina de la palabra: comunis, hacer algo común? Pues eso haremos, conocernos, romper barreras culturales, lingüísticas, religiosas, políticas para derribar la Torre de Babel.
Huaxi se localiza “donde termina el río y comienza el mar”, situación geográfica que la favorece para la transportación aérea, marítima y terrestre. La aldea ocupa un área de 35 kilómetros cuadrados y tiene una población de 35 mil habitantes.
Desde su fundación, en 1961, bajo la guía del líder comunista Wu Renbao, los pobladores han transformado un lugar de campo, en una aldea socialista moderna, próspera, armónica e industrializada.
Nuestras letras, palabras y sonidos llevarán al mundo la realidad de Huaxi por CRI, a través de la onda corta, AM, FM, vía satélite e internet.
Si bien los ingleses son famosos por su puntalidad, esta característica es otra que los chinos practican de buena fe. Una y treinta de la tarde… el ómnibus salía del edificio de Radio Internacional de China. Después de tomar la avenida principal de Beijing para luego incoporarnos a la moderna autopista hacia el aereopuerto, atrás quedaba la capital que había sido la anfitriona de los juegos olímpicos y paralímpicos más grandes de la historia.
Ni siquiera en las afueras, Beijing deja de sorprender a quienes le visitan. Caminos, floridos, señalizados… el color de un otoño sinigual se resiste a dar paso al frío invierno, a pesar de las bajas temperaturas y la fina llovizna.
¡El Aeropuerto de Beijing! Mucho se ha escrito y dicho sobre el Nido de Pájaro, el Cubo de Agua, o el Estadio Nacional; sin embargo, la terminal 3 del moderno centro luce espléndida ante los ojos del más experimentado arquitecto. Así pude constatar en una conversación que sostenían dos franceses a la entrada de la terminal.
Como Beijing, esta maravilla constructiva es una mezcla de lo antiguo, lo moderno y lo clásico… como dirían mis colegas del Departamento de Español de CRI: “Tiene un rico sabor chino”… sabor, color, diseño, en un entorno donde armonizan muy bien comercios, cafeterías, esculturas y letreros aeroportuarios que resaltan ante la vista del más entretenido de los viajeros.
Inaugurada antes del comienzo de los juegos olímpicos, la terminal 3 es una colosal estructura, complementada con múltiples servicios y personal capacitado para que la estancia de los pasajeros sea tan grata como entre amigos. El chequeo del equipaje, del pase de abordo, la inspección de seguridad transcurren en un ambiente tan cordial como en ninguno de los similares en los que he estado.
Siempre el Salón de Última espera tiene el sabor de los adioses y las nostalgias; pero esta vez era el comienzo. Con excepción del concierto de la Orquesta Filarmónica de Beining (28 de septiembre de 2008), en ocasión del Día Nacional de China, no había tenido una ocasión como esta para conocer a los otros expertos extranjeros de CRI. En realidad, somos (y me disculparán la concordancia, porque ya soy parte) una emisora multinacional; eso nos hace culturalmente más ricos.
Ahhh…. Lo olvidaba. He escrito en algún lado que no soy bueno en esto de los diarios. Yo soy Harold Santana Gaínza, de Cuba. Trabajo en el Departamento de Español de CRI. Lo mejor de la labor que realizo es la combinación del trabajo periodístico, con la edición de textos, la locución y la realización de programas de radio.
Agradezco la suerte de tener de cerca al joven (no menos que yo) Guo Yuxiang. Su nombre español es Morientes, pero no dice nada en comparación con su nombre chino, que significa “país volando por el universo”. Pintoresco y simbólico, ¿verdad? Máxime ahora, que volamos hacia el lugar denominado como la primera aldea del mundo. Guo Yuxiang también es un radialista (chico de radio): hace periodismo, pone su voz a textos que transmite CRI para Hispanoamérica y traduce muy bien del español a su lengua materna y viceversa. En realidad, hacemos un buen equipo.
Después de tantas explicaciones, ya estamos en el avión. China no deja de sorprendernos. AIRCHINA ofrece un servicio de primera, desde la orientación, la atención abordo, y el menú… es una tripulación que brinda sinceramente el deseo y la confianza de un viaje feliz; su gentileza se desborda más allá del perfecto inglés y mejor chino que hablan las bilingües azafatas. Aquí no caben las sonrisas simuladas: todo es verdadero.
El trayecto por aire de Beijing a Wuxi nos toma una hora y media. Son cerca de 900 kilómetros. He hecho un espléndido viaje, conversando con Simon, experto de Suiza y Kariz, de Turquía. El nombre de Simon, se pronuncia como en español “Simón” y Kariz significa “cereza”. Ellos se asombran de cómo yo, un hispanohablante, tiene un nombre inglés… ¡Cosas de nombres! Entre risas, comentarios, e intercambios ha terminado el viaje.
Al fin Wuxi. El aereopuerto, la lluvia pertinaz, la noche que se ha hecho… Un ómnibus nos lleva hasta la aldea de Huaxi. La iluminación nocturna nos descubre las siluetas de edificios magníficos, la industrialización y una prosperidad inimaginable.
En el Hotel Torre Dorada de Huaxi, las autoridades del gobierno nos dieron la bienvenida con una exquisita cena local, donde no faltaron platos típicos de esta región y un pez que solo habita en el Río Yangtsé. Fue un excelente momento para practicar nuestro vocabulario chino sobre las comidas.
“La primera aldea del mundo”, “Cinco escenarios: montañas, ríos, campos, fábricas, modernas edificaciones”, “Desarrollo científico, industrial, comercial, económico”,”Cinco propiedades: dinero, casa, auto, hijos, honor”, “Agricultura, comercio, industria, turismo, construcción”, son solo líneas que leo de los materiales que nos han entregado; líneas que ahora parecen sorprendentes y mayúsculos titulares, ante los ojos de este joven periodista.
Huaxi: mucho que ver, que comprobar, que sentir… Nuestra visita coincide con la inauguración del Primer Festival Internacional de Turismo de Huaxi, un homenaje local al aniversario 30 de la política china de Reforma y Apertura.
Serán cuatro días intensos, como para superar todas nuestras expectativas.
El idioma español nos ha legado la palabra aldea, con un contenido de lejanía rural, cultura tradicional y pobreza; incluso se emplea como término despectivo. Pero Huaxi, es una aldea diferente… ¿O acaso no es una aldea? ¿Quizás una villa o una pequeña ciudad? Huaxi es quizás el único lugar del mundo que podría ampliar nuestros horizontes entorno a la definición de aldea.